lunes, 6 de julio de 2009

Contra el estrés, la mejor medicina: la risa


Resulta evidente que hoy en día, llevamos un ritmo de vida tremendamente acelerado. Cada uno tiene que cumplir unas necesidades, atender obligaciones, cumplir con el trabajo etc etc, y todo ello cada vez constituye un cúmulo de exigencias que nos obligan a vivir los días prácticamente en tensión permanente ya que, además de sufrir la presión de las citadas exigencias, tenemos que soportar la presión psicológica que nos infunden desde varios lados si no cumplimos con nuestro cometido.


Todo eso: levantarse por la mañana, arreglarse y desayunar a la velocidad del rayo, llegar corriendo al trabajo, aguantar horas y horas de trabajo ininterrumpido y encima a veces oyendo a gente que acusa al personal de no rendir lo suficiente aunque este esté aplicándose todo lo que puede, Comer engullendo prácticamente la comida, llegar tarde a casa por la noche y atender los quehaceres de la casa, todo eso nos lleva a soportar un estado de constante tensión, de estrés y de nerviosismo más que considerable que evidentemente perjudica nuestra rutina, nuestra capacidad de concentración y, en definitiva, nuestra capacidad de llevar la vida cotidiana de un modo más o menos llevadero, sin que cuando lleguemos al fin de semana quedemos absolutamente vencidos sin servir casi para nada, eso cuando no se ha tenido que solicitar antes una baja por depresión debido a la immensa presión que ejerce sobre nosotros el entorno en general, ya que dicha presión genera una ansiedad en el ser humano que, de no ser tratada y atendida debidamente, puede convertirse posteriormente en una depresión, sobretodo si la presión psicológica que ejerce el resto del personal que rodea a quien sufre esta ansiedad es elevada.

No obstante, podríamos pensar que el estrés es solo cosa de los que trabajan horas y horas durante el día y deben atender, una vez acabada la jornada laboral, los asuntos personales. Pues no. Las causas que provocan la ansiedad y el estrés, son tan variadas como cuantos sectores sociales hay. Así, desde el niño que empieza a ir a la escuela, el estudiante que afronta los examenes, el trabajador enclaustrado en su oficina o el anciano que ve cada día más menguadas sus posibilidades, todos somos susceptibles de padecer estrés y, si la persona se bloquea ante las situaciones estresantes y no tiene recursos para contrarrestarlas, es cuando se produce la ansiedad.

Recursos para combatir el estrés existen varios, desde las sesiones de ioga, talleres de relajación, o las terapias individuales que ayuden al individuo a neutralizar, mediante sus propios recursos, la sensación de tensión y de presión producida por el día a día. Sinembargo, una de las terapias que cada vez está teniendo más fuerza y más difusión, es la risoterapia. Está visto y comprobado que cuando alguien ha empezado el día riendo por alguna situación cómica, ya sea un chiste que nos hayan contado, un despiste personal, o alguna ocurrencia disparatada, está mucho más preparado y más relajado para hacer frente a la rutina cotidiana. También es sabido que la risa es contagiosa, por lo que si tenemos a nuestro alrededor que en un momento dado suelta una carcajada, es muy probable que nos echemos a reir nosotros también, incluso aunque en muchos casos no sepamos el real motivo de la carcajada.

Por todo ello, dado que la risa es tan reparadora y nos fortalece para seguir adelante con nuestros asuntos, os invito a soltar una buena carcajada, al menos una vez al día. Una risa de esas sonoras, a pleno pulmón y sin ningún tipo de reparo ni miramiento, que cuanto más suena más se ríe uno, y cuanto más se ríe más ejercicio se hace, y más a gusto nos quedamos.

Y como la especialidad de este blog es recuperar joyas del pasado, en muchos casos olvidadas o que han pasado a un segundo plano, no puedo acabar este post sin daros precisamente dos motivos para echaros unas risas la mar de saludables. En esta ocasión, os traigo un disco que se grabó en el año 1930, llamado El disco de la risa. Ciertamente, la grabación no deja de ser algo que hoy nos parecería inaudito que saliera al mercado, dado que es un disco sumamente cutre, pero eso sí: el que lo escuche entero y sea capaz de no dejar escapar ni una sonrisita, que lo diga.

Los enlaces que figuran a continuación son las dos caras del citado disco, originalmente editado en disco de pizarra a 78 RPM para gramófono.

Cara 1:
Cara 2: